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Ford Kuga 2.5 DuraTec híbrido enchufable. Maniobra de esquiva.
El Ford Kuga híbrido enchufable ha mostrado reacciones seguras aunque torpes durante la maniobra de esquiva. Los neumáticos con los que viene equipado de serie, de tipo barro y nieve o, tradicionalmente llamados «all season», ofrecen poco agarre en asfalto seco en comparación con unos neumáticos de verano. Esto, unido a la tendencia del eje delantero a derrapar o sufrir subviraje, hace que ejecutar la maniobra sin derribar conos no sea posible a la velocidad a la que tradicionalmente la superamos con otros SUV de este tamaño.
La máxima velocidad a la que conseguimos hacer la esquiva exitosamente fue de 68 km/h, un dato pobre. El Kuga resulta en todo momento, eso sí, sencillo de llevar gracias a que garantiza ausencia de sobresaltos al conductor.
Conforme aumenta la velocidad del intento, los frenos actúan intensamente por obra del control electrónico de estabilidad, como se observa por las luces traseras. Pese a tratarse de un SUV, la inclinación de la carrocería es siempre pequeña. La dirección es lo suficientemente rápida como para no requerir recolocar las manos mientras se hace y se deshace el giro.
Eslalon.
Durante los cambios rápidos de trayectoria queda patente la falta de agilidad del Kuga híbrido enchufable para enlazar giros consecutivos. A poco que se pisa el acelerador entre cono y cono, las ruedas comienzan a chirriar y el control de estabilidad se afana por evitar el deslizamiento, limitando mucho la fluidez en el ejercicio.
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